Un café con la abuela Manuela



A la abuela Manuela la conocí al poco tiempo de haber estado en Mesxicotet. Nos reímos mucho con la metedura de pata, y otras cosas, que me pasó con Eleno. Hoy gran amigo mío y alcalde de Mesxicotet del que me siento muy honrado el ser el cronista oficial. Volviendo con Manuela, la conocía cuando tenía 60 años, luego ahora estará a finales de los 70 y bordeando la hermosa edad de los 80. Pero continúa joven y con un ese sexto sentido que hace que nada se le escape. Y, después de mucho rogarle me ha concedido esta pequeña entrevista en la que pretendo averiguar algunas opiniones de esta extraordinaria mujer.



-Manuela, ¿Cuál es el secreto de un matrimonio largo y feliz?

-No hay secreto. Todo es cuestión de temperatura. No dejar que se enfríe nunca la cama, la conversación ni la cartera.

-Si un día hablaras con Dios, Manuela ¿Qué milagro le pedirías?

-Que cada persona pensara por si misma sin creer, a pie juntillas, lo que otras mentes, quizás fanatizadas y siempre malintencionadas, le indican que debe pensar, creer y defender.

Abuela ¿Cómo distinguirías a un mal profesor de uno bueno?

-Un buen profesor te enseña y fomenta tu interés por conocer más.

El mal profesor añade lo que tú has de opinar y creer.

Y a un tonto, Manuela ¿Cómo puedo distinguir a un tonto entre un grupo de gente?

Fácil, grita ¡tonto! Y sólo protestará y se sentirá ofendido el tonto.

-Abuela, ¿temes al paso del tiempo?

-Naturalmente. Nos engaña constantemente.

Cuando eres joven no tienes un momento para dar cariño a los que te quieren porque crees que tendrás tiempo de hacerlo. Y cuando de repente su tiempo ya se les acabó y te es imposible hacerlo, tú no eres feliz, arrepentido por no haberles dado esos momentos de besos, abrazos o te quiero que tan felices les hubiera hecho.

-Y ¿Qué opinas de las modas?

-Te voy a contestar, Paquito, con la respuesta que me dio mi nieta, la que es de mi hijo mayor, que vive en Madrid y es pintora cuando yo le dije "Sonia, a ti no te veo que te vistas a la moda".

-Voy siempre a la moda abuela -me dijo-, voy siempre a MI moda porque, si pienso lo que me indican, hago lo que me mandan y visto como otros quieren, ¿Qué soy yo? ¿Un mero peón sin alma ni opinión?

-Aunque no te gusta la política, dime algo sobre tu opinión actual.

-Paquito, yo creo que un país se maneja como una casa. Con arreglo a lo que ingresas con tu trabajo, te podrás gastar más o menos. El problema es en la casa que una madre inconsciente, con el fin de hacerse la buena e importante, reparte más de lo que ingresa. 

¿Empezamos a comprender entonces quien paga la compra de votos de los gobierno?

Cobrar sin trabajar o gastarse en tonterías tiene un coste que no solamente pagamos todos, también los que cobran. La tarta no crece sola, hay que trabajar, o se la llevarán nuestros acreedores y nadie comerá.


Comentarios